jueves, 7 de septiembre de 2017

La fuerza de la belleza




La creación tiene una componente estética. Esto es claro en el mundo del arte (aunque no todo el arte tenga que ser estético). Pero esta componente no está solo en la cualidad de la obra terminada, sino también en el  proceso. Sthendhal (Del Amor) asociaba la belleza a una promesa de felicidad (promesse du bonheur) y Platón entiende la felicidad como la generación fértil de lo bueno como nos cuenta Cristoph  Menke  en su libro La Fuerza del Arte. De lo cual se puede derivar una comprensión de la belleza como motivadora de acciones generatrices.

La estética como energía y la belleza como entusiasmo creador. Einstein no estaba lejos de este enfoque cuando aborda la teoría de la relatividad. Su visión estética era importante a la hora de tomar decisiones, de evaluar alternativas (A. I. Miller, Einstein y Picasso). 

Sin fuerza pues, “un estado inconsciente, lúdico, entusiasta”, no puede haber obra de arte  (Menke, 2017). A lo que habría que añadir que tampoco puede haber genuina creación. La belleza alimenta esa energía necesaria.